Los olvidados nunca son recordados. No olvides a los olvidados, no creas que todo está bien porque no lo está. Recuerda a los olvidados y sabrás que falta mucho por hacer. No los puedes ayudar a todos, con uno basta; que sepa que existe, que por un momento deje de ser olvidado para ser considerado.
El hatunruna eran las mayorías, nosotros somos el hatunruna. También había una pequeña casta dominante, divida entre los más pequeños, la nobleza cuzqueña, los orejones; y la menos privilegiada nobleza regional. Bastantes oprimidos y pocos opresores. Había aún una tercera clase, la de los más olvidados, eran los yanas. Eran como esclavos, sirvientes perpetuos, tomados como botín de guerra; sin embargo, podían llegar a ascender. Había yanas encargados de curacazgos, había yanas-guerreros, conformados por los mejores generales de Atao Huallpa. Los yanas llegaron a ser la mayor minoría pero altamente capacitada, y no fue guerra civil entre dos huevones de mierda sino una insurrección yana para reivindicar a esta clase emergente.
El hatunruna eran las mayorías, nosotros somos el hatunruna. También había una pequeña casta dominante, divida entre los más pequeños, la nobleza cuzqueña, los orejones; y la menos privilegiada nobleza regional. Bastantes oprimidos y pocos opresores. Había aún una tercera clase, la de los más olvidados, eran los yanas. Eran como esclavos, sirvientes perpetuos, tomados como botín de guerra; sin embargo, podían llegar a ascender. Había yanas encargados de curacazgos, había yanas-guerreros, conformados por los mejores generales de Atao Huallpa. Los yanas llegaron a ser la mayor minoría pero altamente capacitada, y no fue guerra civil entre dos huevones de mierda sino una insurrección yana para reivindicar a esta clase emergente.